Lecciones desde una fábrica en Cádiz
Lo que uno puede llegar a reflexionar mientras filma una industria andaluza y piensa en todo lo que se podría hacer.
KILLO FILMS
4/4/20253 min leer
A lo largo de nuestro primer año funcionando como empresa hemos tenido oportunidad de tener contacto con otras muchas industrias, ya sea por asociación comercial o por la naturaleza documental de nuestros proyectos.
En nuestra última producción (que nos ha llevado por varios lugares de España hasta el lejano Japón), hemos conocido de primera mano una industria con gran arraigo local en la costa de Cádiz y hemos podido ver con nuestros propios ojos cómo la defensa de una producción industrial que ponga en valor el producto y talento local por encima de las consideraciones del gran mercado puede ser a la vez sostenible y esperanzadora.
Puede ser sostenible por que permite que la población de un lugar concreto mantenga a lo largo de los años un método de vida que va mas allá del trabajo directo en la fabricación del producto que sea, y que, en el largo plazo, se desarrolle una cultura relacionada con esa labor que suele tener un impacto económico indirecto en muchas ocasiones equiparable al de la actividad principal.
Desde la perspectiva de un trabajador audiovisual alejado de los centros de producción nacionales, pienso que la defensa y promoción del talento local y de las posibilidades que brinda una población y un entorno como el andaluz ya debería haber saltado a la palestra como un referente y, a ojos de la industria y la economía regional, como una magnífica manera de retener talento y crear escuela. Desde ese punto, considero que el impulso a una industria audiovisual andaluza fuerte es esperanzadora para todos aquellos que queremos desarrollar nuestra profesión desde nuestro entorno.
El caso canario es sin duda un gran ejemplo. Un abanico de localizaciones sin parangón, una constante promoción del sector por parte de la administración y una población talentosa (y deseosa de volver a las islas desde la fría península) han creado el caldo de cultivo perfecto para que hoy exista en Canarias una red de empresas locales que están rivalizando en volumen de producción de cine con Madrid y Barcelona, sobre todo desde el plano internacional.
¿Y Andalucía? Contamos sin duda con unos ingredientes equiparables a los de la comunidad canaria y sin embargo existe una sensación de barrera invisible para las pequeñas empresas que impide que la inversión en el sector audiovisual permee desde los tres o cuatro gigantes del sector que suelen repartirse el pastel hasta el pequeño emprendedor que lucha por posicionarse y crear una industria robusta que se apoye a partes iguales en la pequeña y en la gran empresa. La sombra de Madrid es alargada, pero también lo es el número de andaluces que desarrollan la profesión audiovisual en la capital mas por una sensación general de falta de oportunidades que por un interés genuino en vivir en el centro del país.
Pienso que defender el valor de una industria auténticamente andaluza tiene beneficios que van mucho mas allá del aspecto económico. Una industria audiovisual fuerte permite proyectar la imagen que se quiere, alejada de los estereotipos provenientes de la mirada externa. Pero mas importante que eso, una industria local fuerte permite que aquellos que desean desarrollar su carrera desde su tierra no tengan que verse obligados a marcharse, dejando un hueco que otros, desde fuera, terminarán llenando.
Parte de esta reflexión nace de ver como compañeros muy queridos de profesión, con una trayectoria y formación similar a la mía han encontrado en canarias un refugio que les permite estar cerca de su entorno sin comprometer la ambición en su carrera profesional. Viendo eso, yo elijo tener esperanza de que en Andalucía logremos generar una industria que refleje la realidad de quienes tenemos la suerte de ser andaluces. Un sector que sea capaz de retratar la infinita capacidad de vanguardia de nuestros profesionales y el carácter a la vez moderno y tradicional de nuestra cultura.
Resulta curioso descubrir que hay otros caminos de hacer las cosas, y que muchas veces esas vías alternativas están mas cerca de lo que piensas. En el caso que compete a este pequeño texto, nunca pensé que filmando una fábrica de la costa gaditana llegaría a reflexionar sobre la identidad que una industria puede dar a toda una región, pero tampoco imaginaba que en un único año de actividad como empresa, iba a acabar viajando a Japón como parte de un proyecto propio ni que estaría escribiendo ahora en este blog, y eso también es esperanzador killo.